Motin a bordo (III Parte y final)



Está claro que los orígenes de todo acto de rebeldía provienen de aquella ocasión en la que Satanás dio rienda suelta a los deseos oscuros de su corazón y todo termino en su propia expulsión de los cielos. Luego, decidido a vengarse, ha provocado infinidad de rebeliones alrededor del mundo, incluso las que se dan en casa. Y es que ese mismo espíritu de rebeldía, hoy lo comparte con aquellos necios que no quieren agradar a Dios.

Después de aquella expulsión en el cielo, vino la caída del hombre en el huerto del Edén. Otro acto más de rebelión. El hombre siguió el mal consejo y no fue obediente a Dios, y ese acto de rebeldía lo llevo al destierro y a la muerte. Eso, cada uno de nosotros después de Adán, lo llevamos en los genes de nuestras almas y estamos condenados a repetir esa actuación, siempre y cuando no llegue el Señor a nuestras vidas.

Un hombre entregado a la rebelión, es decir a cumplir con sus deseos contra toda razón, arrastrará consigo siempre actos de rebeldía, motines a bordo por doquier. Pero un hombre con dominio propio, con la sabiduría suficiente para tomar decisiones inteligentes y fructíferas hará que todo su alrededor sea más llevadero.

El problema con los jóvenes (la mayoría de ellos), es que aún no han madurado lo suficiente para entender esto. Ese desarrollo que se lleva a cabo en sus vidas es una potencial fuente de rebelión. El enemigo lo único que debe hacer es buscar una excusa y el antiguo ciclo empezará a funcionar de nuevo. La vacuna para erradicar esta antigua enfermedad, ya lo dijimos antes, es que El Señor more en sus vidas. El grado de conocimento en las cosas de Dios harán que los jovenes derroten al pirata oscuro y rebelde que vive en ellos, y la tarea de sembrarlo en sus corazones para que esten preparados para cuando llegue el momento ¿de quién creen que es? Nosotros los padres somos piezas claves.