Motín a bordo (I Parte)



En otros tiempos toda larga travesía en el mar, con destino desconocido conllevaba muchísimos riesgos. Muy pocos eran los marineros que soportaban meses en el mar esperando llegar a su destino. En la época de los grandes descubrimientos, cuando América, África, Oceanía y Asia eran literalmente desconocidas para los europeos, cualquier destino quedaba relativamente a poca distancia y el tiempo en el que se recorría era corto. Cuando algunos viajes por alguna razón tomaban más tiempo del usual, la tripulación se incomodaba y organizaba un motín a bordo. Con esto perseguían entre otras cosas, presionar al capitán o incluso quitarlo de su puesto; acelerar el viaje o tomar rutas diferentes.

Los grandes exploradores como Colón, Vespucio y Magallanes no se escapaban de los constantes motines que se producían a bordo. Aquellas tripulaciones eran capaces inclusive de colgar a su capitán o arrojarlo al mar. Era entonces necesario aplicar la diplomacia y la astucia, virtudes que deberían poseer quienes lideraban embarcaciones en condiciones similares.

De alguna forma este comportamiento puede repetirse hoy en nuestros hogares. Cuando nuestros hijos llegan a la adolescencia toda nuestra capacidad y liderazgo son puestos a prueba. No importa cuantos mares hayamos atravesado o si creemos conocerlos como la palma de nuestras manos; veremos como en muchas ocasiones seremos incapaces de proceder sabiamente incluso cuando las aguas estén mas tranquilas.

Continuará…